miércoles, 15 de mayo de 2013

Par de Funciones para el Pueblo


El pueblo disfrutó del Cirque du Soleil
14/05/13.- “Algo nunca visto en Venezuela. Fuera de lo común”, así describió Gladys Hidalgo, integrante de un consejo comunal de Las Mayas, la función del Cirque du Soleil que disfrutó ayer en el Poliedro de Caracas totalmente gratis.
Tanto Gladys como otros habitantes de la ciudad capital que forman parte de los consejos comunales de diversas parroquias, pudieron deleitarse con dos funciones del espectáculo Dralion.
Las entradas al gran evento circense fueron otorgadas por el Gobierno Bolivariano a las comunidades organizadas de la capital, a las escuelas y a algunos entes de la administración pública.
El ballet del la compañía canadiense desbordó elasticidad, destreza, valentía, magistralidad, humor, acrobacias, malabarismo, música en vivo, luces, colores y especialmente magia, pues parecía que los personajes salían del cielo, del suelo o de cualquier otra parte para sorprender al público.
Al principio, dos hombrecillos escenificaron una comedia e interactuaron con el público haciendo varias piruetas y los presentes no tardaron en soltar carcajadas y aplausos.
“Fue espectacular la coreografía, la escenografía, el vestuario. Es una emoción para los niños y les enseña como personas el compromiso de hacer este tipo de juegos con mucho entrenamiento. Este tipo de actividades aleja a las personas de las drogas”, expresó Jonathan Medialdea, quién disfrutó del montaje con su hijo.
Los invitados del presidente Nicolás Maduro comentaron, mientras hacían la cola para entrar, que los boletos se los entregaron unos funcionarios del Gobierno durante un acto que se realizó en el Teatro Teresa Carreño el pasado sábado 11 de mayo y otros dijeron que en sus puestos de trabajo distribuyeron las entradas gratuitas.
En el performance actúan alrededor de cien personas, entre ellas 50 artistas de más de 16 países. Los miembros de la compañía explicaron recientemente en una rueda de prensa que la propuesta muestra la defensa de los cuatro elementos del planeta (agua, tierra, fuego y aire) y la unión de múltiples culturas.
Indicaron que dentro de los personajes de Dralion resaltan Oceane, diosa del agua cuyo vestuario está inspirado en la cultura hindú y Azala, la deidad del aire, quien tenía como misión resguardar el Sol y la inmortalidad.
Yao es otro de los protagonistas del evento que escenifica la guía de los demonios y se destaca por sus movimientos de artes marciales llenos de energía y fuego. Como representación de la divinidad de la tierra actúa Gaya, quien con su paleta ocre y sus saltos de ritmo africano fusiona la vitalidad y el calor humano.
La interacción y conexión de estos personajes en escena son una muestra de la más pura armonía entre los diversos elementos de la naturaleza.
La actuación de Dralion, un animal que es mitad dragón y mitad león, fue fuertemente ovacionada por el público caraqueño. Este número es interpretado por dos personas, una lleva la máscara que representa las patas delanteras, mientras que otra se convierte en el lomo y en las patas traseras del mítico personaje.
El Cirque du Soleil llegó a nuestro país el pasado 25 de abril y tenían planificado culminar su gira el pasado domingo, pero postergaron su salida para cerrar con dos funciones gratuitas.
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El ballet más visto
La compañía de circo más grande del mundo fue fundada en Canadá por los exartistas callejeros Guy Laliberté y Daniel Gauthier en 1984.
El número de artistas y organizadores que participan en cada uno de los espectáculos se ha multiplicado en menos de tres décadas hasta alcanzar unas 5 mil personas provenientes de diversos países.
La temática de los espectáculos, el maquillaje, las destrezas de los artistas, el vestuario y la majestuosidad de sus producciones han captado a más de cien millones de espectadores desde su creación.
Ayer, los realizadores de más de 29 montajes alrededor del mundo partieron de Caracas para continuar su gira latinoamericana en Panamá.
Testimonios:
Fuente: Cuidad CCS

martes, 14 de mayo de 2013

Crónica en Siria (VIII)

por: Mario Casartelli

Desde Medio Oriente.

Omram Al-Zoubi Foto: LaRadiodelSur

Mientras prosiguen enfrentamientos en los extramuros de Damasco y otras ciudades, veo aquí, en Beirut, que el ministro de Información de Siria, Omram Al-Zoubi, dice por televisión que “optar por la solución política a la crisis en Siria, con un diálogo nacional que no excluye ni descalifica a nadie y abarca todos los temas, es una iniciativa siria desde el inicio de esta crisis”. Se refiere a los resultados de la reciente reunión entre el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, con su homólogo de EE.UU., John Kerry. Y expresa su optimismo al respecto, advirtiendo que “las palabras no son suficientes¨.

“Es necesario saber antes si el entendimiento ruso-estadounidense (sobre la importancia y la necesidad de la solución política como alternativa única) se aplica a todos, y si para los estadounidenses y sus aliados es una opción en secreto y en público”, agrega.

Y aclara que la participación de Siria en esa Conferencia Internacional depende de los detalles y de la evolución de los acontecimientos. “La decisión de intentar una solución política es clara y evidente. Hay que apoyar los esfuerzos internacionales positivos, pero al mismo tiempo afrontar al terrorismo, porque Siria no va a prestar a ninguna acción o esfuerzo político o diálogo o una reunión que afecte, directa o indirectamente, la soberanía nacional”

Conocimos la agudeza mental de Omram Al-Zoubi cuando lo entrevistamos en Damasco, donde nos recibió en su oficina. Aquella vez a habló sin titubeos de la compleja situación por la que está atravesando su país. De aquel encuentro, rescato lo siguiente:

“Sobre la crisis hay mucha confusión, generada por los medios de comunicación de las multinacionales de Occidente y sus aliados de países árabes. Mientras nosotros nos tomamos el debido tiempo para investigar el cómo y el porqué de algunos hechos, ellos propalan de inmediato sus versiones interesadas.

“Comprobamos, una vez más, que todo es parte de un complot internacional debido a la naturaleza pacífica y a la vez firme posición de Siria, que es el único país árabe que no recibe dictámenes de los EEUU. Este acoso no es reciente, data de décadas.

“Al inicio de la crisis, en marzo de 2011, no había claridad sobre lo que estaba ocurriendo en el país. Eso hizo que muchos lo catalogaran como parte de la llamada Primavera Árabe. Pero ese concepto de Primavera está muy ajeno a la verdad, sobre todo si se tiene en cuenta que lo de Libia fue un ataque por parte de Estados Unidos y de la OTAN. También en Túnez el movimiento fue preparado por servicios de inteligencia externos, mientras que en Egipto, se perpetró un golpe de Estado.

“Claro, Siria es un caso diferente, con un perfil histórico, político y cultural bien definido: es el único país de la región que enfrenta a Israel y mantiene inalterable en que los palestinos deben tener su propio Estado.

“Esta posición nos convierte en blanco de constantes agresiones. Y todo no es más que un ajuste de cuentas al pueblo sirio por mantener con dignidad su frente en alto y resistir. Por eso, hoy, más que nunca, necesitamos el apoyo de los Estados amigos. Porque las bandas mercenarias que aquí operan son financiadas por las potencias occidentales y gobiernos de Medio Oriente, y quieren destruir la nación y tumbar al gobierno. Pero el pueblo sirio y el Ejército están preparados para luchar hasta la última gota de sangre en defensa de la patria.

“Nuestra gente está indignada y exige respuesta contundente, pero nosotros evitamos caer en provocaciones. No entramos en ese juego que agentes externos maquinan, porque la política de un Estado no debe sustentarse en impulsos. Sin embargo, esta posición no significa que nuestra nación tolerará un ataque similar. A partir de ahora, la orden de responder, sin vacilaciones, está dada”.

(Damasco-Beirut, mayo de 2013)

Crónica en Siria (VII)

por: Mario Casartelli


Hay personas que me escriben solicitando que yo trate de reflejar la vida cotidiana en Damasco. Por ejemplo, cuál es la situación de la mujer, de una madre, respecto a las leyes vigentes; la de los niños, jóvenes y ancianos, la de los seres anónimos. Y lo entiendo. Hay tanto que ver y decir aquí, como en cualquier parte de mundo. Pero, a la vez, tan pocas jornadas (nada más que seis días) impiden ver mucho, sobre todo en un ambiente de estricto control –por el real peligro existente– como el de ahora, donde hasta hablar en la calle con un desconocido constituye un alto riesgo.

Incluso, intercambiar pareceres con nuestro propio guía no fue fácil -aunque nos veíamos todos los días-, porque debía atendernos a todos los visitantes. Y las actividades fueron intensísimas, con un promedio de tres visitas o entrevistas por día. En medio de ese tráfago también debíamos desgravar conversaciones y escribir, mientras sufríamos sabotajes en las señales telefónicas y de internet. Apenas nos quedaba tiempo para alimentarnos, asearnos y dormir.

Claro, en Siria me hubiera gustado compartir con la gente, con el pueblo, no sólo con autoridades; y preguntar, por ejemplo, sobre sus necesidades diarias, sobre costos de vida, alcances de sueldos, derechos sociales, inquietudes, disconformidades, etc. Pero no fue posible, principalmente por las razones expuestas. Entonces me resigno a hacer lo que mi precario alcance permitió. Y en función a eso escribo. Una anécdota cazada al azar, una información fugaz, una deducción a partir de cosas que se dicen -o se desdicen- o simplemente gestos de personas ante situaciones determinadas.

Así voy sumando granos de hechos tratando de construir alguna imagen pretendidamente veraz. Pero sé, de antemano, que es misión imposible. Pero algo es algo, me digo. Y prosigo. No obstante, confieso que me queda una sensación de impotencia al no poder recoger todo cuanto debiera. Pero es lo que me tocó vivir ahora en Siria. Razón por la cual, pido disculpas por no haber podido brindar más datos.

Otra gente supone que soy descendiente de sirios para haberme arriesgado a entrar en este mundo extraño a Occidente. Y otras hablan de mi “profundo compromiso con Medio Oriente”. Así, una sucesión de apreciaciones que no dejan de sorprenderme. Porque, hasta donde yo sé, no tengo ancestros árabes, aunque a estas alturas de la historia, eso es ya difícil precisar, debido al marasmo de pueblos que se han desplegado, durante siglos, por todo el orbe.

Recuerdo que estando yo en Ramallah, Cisjordania, los palestinos me preguntaron cosas parecidas. Y les dije que mi solidaridad con los palestinos –palestinos árabes, aclaremos, porque el Estado de Israel también está dentro de la Palestina geográfica– obedece a la injusticia que los israelíes cometen contra ellos. También les aclaré que para brindarles mi apoyo moral (único sostén con que cuento) me basta con querer justicia para todos en el mundo. Y les señalé que mi único afán es que ellos, los palestinos, se conviertan en un pueblo libre. Y que si alguna vez lograran reestablecer todos sus derechos conculcados y conformaran el Estado Palestino, entonces, yo me sentiría contento. Con la salvedad de que si ellos llegaran a cometer alguna vez contra cualquier otro pueblo lo que el gobierno israelí comete contra ellos, pues, desde ese momento, yo me pondría en contra del gobierno palestino, como lo estoy ahora contra el poder de los israelíes.

Es que para desear justicia no se necesitan lazos de sangre. Ella debe estar por encima de tales vínculos. E incluso cuestionar o condenar si algún hermano o hermana si incurriese en delito, teniendo en cuenta que una cosa es comprender y otra justificar. Mi único compromiso es con mi propio ser y mi único credo son los seres que habitan el planeta, más allá de cualquier nacionalidad. Como escribió José Martí: “Patria es Humanidad”. Tal vez no en vano alguien dijo que todo ser humano tiene dos patrias: la suya propia y Siria.

(Damasco-Beirut, mayo de 2013)

Crónica en Siria (VI)

por: Mario Casartelli


Desde Medio Oriente. El último día en Damasco.



Último día en Siria. Voy a hablar de mis compañeros de ruta, por las particularidades que fue adquiriendo tal encuentro. Formamos un equipo de cinco personas. El venezolano Julián Rivas, el chileno Francisco Coloane, el argentino Santiago Foulcade y yo, el paraguayo. Aquí, en Damasco, se nos sumó el cubano Luis Brizuela. Pero siempre vamos acompañados por el sirio-venezolano Naim Chabouk, quien vino con nosotros desde Caracas. Sobre él haré referencia en otra ocasión.

En Beirut esperamos cinco días para determinar la fecha que cruzaríamos a Siria, según el curso de los acontecimientos, porque los enfrentamientos entre el ejército árabe sirio y los insurgentes se intensificaban, y la sensación de peligro extremo comenzaba a inquietarnos. A tal punto, que surgió la determinación de que un cubano que venía con nosotros, el más joven de todos, regresara a Venezuela, donde reside. Este se fue y entonces, de los seis que partimos, quedamos cinco. Y se decidió que el argentino (ya experto en estos trances) y el chileno (que ya estuvo varias veces en Siria) se adelantaran dos días, para estudiar el terreno y darnos el Ok. Cuando nos reencontramos en Damasco, nos presentaron a otro cubano: Luis Brizuela (de quien ya hablé en crónica anterior) y comenzamos a conocernos con el curso de los días.

Julián Rivas, el venezolano, de descendencia afrolatina. Es una mole enorme de estatura y devorador no sólo de libros sino también de platos culinarios, que son siempre abundantes en Siria. Y él no se amilana ante ellos. Le fascina hablar sin parar sobre el porqué de los cambios políticos en el mundo a lo largo de la historia. Y pobre de quien esté a su lado cuando habla de Venezuela, porque puede amanecer con el tema y seguir ad infinitum. La ama con tal intensidad, que estoy seguro de que si Venezuela fuese una mujer, él abandonaría de inmediato a su esposa por ella. Pero sabe tanto –tanto- de historia y de tramas sociales, que no queda más remedio que poner oídos a lo que él dice. Y aprender.

Sin embargo, Luis Brizuela, el cubano, calla y escucha, aunque es master en Política Internacional. O acaso por eso mismo sopesa con minucia cada hecho, para después emitir su opinión. Y yo creo que su silencio no es humildad, como sostienen algunos, sino sabiduría.

El argentino Santiago Foulcade, también raras veces opina. Él es todo lo contrario de la imagen del “chanta” que en nuestros países de América del Sur tenemos de los porteños. Acaso su experiencia en estos menesteres le ha dado otros modos de ver las cosas. Es camarógrafo y escribe. Envía sus trabajos para un diario de México, donde reside desde hace años, y para el diario La Nación, de Argentina. Estuvo en Iraq, en Gaza, en Jordania y también en Bengasi, durante los tramos finales de la vida de Kadafy. “Libia perdió y Kadafy murió con los suyos porque allí se metieron los europeos”, me dice. Le pregunto por qué los europeos. Y me responde que él que se encontraba filmando muy cerca cuando los tanques del ejército libio acorralaron la ciudad y estuvieron a punto de retomarla: “En ese momento hubiera vencido definitivamente Kadafy. Pero de inmediato aparecieron los aviones de la OTAN y en cinco minutos destrozaron todo”.

El chileno Francisco Coloane, erudito analista política internacional, vive alerta con todos los poros de su ser. Y es un sabueso para husmear cuando algo o alguien pasa. De inmediato hace uso de su buen conocimiento de la lengua inglesa -que aprendió viviendo años en los EEUU- y va sonsacando datos a quien cruce en su camino. Pero lo hace con suma cautela, porque es consciente -acaso hasta la obsesión- del peligro que corremos en Siria. Ya hablé de ello en crónicas anteriores. Francisco aparece cada mañana con un papel donde trazó toda la noche mapas estratégicos de movilización militar. Él investiga a profunidadad no solo lo que ocurre hoyen Siria, sino los pasos que debemos y no debemos dar por nuestra propia seguridad. Este estado psicológico nos costó diatribas entre compañeros.

Es que estar aquí, oyendo el estruendo continuo de la artillería que, según nos informan, apunta a blancos que están a sólo 15 kilómetros de Damasco, nos pone con la susceptibilidad a flor de piel. Pero el alivio es, como también ya dije, que los atacantes retroceden cada vez más. Y, según fuentes no oficiales, las bajas entre ellos se acercan a mil muertos por día.

En fin, era todo lo que hoy quise contar. Porque realizaremos un último recorrido en Damasco, con la esperanza de llegar sanos y salvos a Beirut, y desde allí transcribir algunas de las no pocas entrevistas realizadas.

(Damasco, 11 de mayo de 2013)

Crónica en Siria (V)

por: Mario Casartelli

Desde Medio Oriente.  “Los grupos armados también se amparan entre las ruinas históricas, para dificultar el ataque por parte del ejército sirio”.

La gran Mezquita de Aleppo afectada por los ataques. Dos imágenes del Aleppo Media Center muestran, a la izquierda, la mezquita hoy, sin minarete, y a la derecha, el pasado 6 de marzo. / AP

Dicen que en  Alepo, ciudad milenaria, ubicada hacia el norte, cercana a la frontera con Turquía, no hay un  segundo de calma. Y a juzgar por la artillería siria que truena sin pausa en el aire, impidiendo a los grupos insurrectos volver a avanzar hacia Damasco, debe de ser así.

Estos llegaron allí y se atrincheraron en  grupos armados, instando a las familias a que les den albergue, ya sea por la fuerza, por coacción o convicción. Las razones para tal alianza son múltiples y exigen larga explicación. Me dicen que entre el ejército sirio que allí opera y los insurgentes hay relativa paridad de cifras. Oscilan entre el 40 por ciento ante las fuerzas sirias. Y pregunto por qué el gobierno, si es mayoritario en número de hombres y tal vez en poder armamentístico, no logra recuperar esa ciudad.  “El ejército  sirio va pisando con pies de pluma por varias razones”, me explican. Si entraran de golpe significaría una batalla de destrozos inconmensurables. La otra alternativa es requisar, casa por casa. Pero eso haría derramar  mucha sangre inocente. En este punto, rescato lo que nos dijo el director del Museo Arqueológico Nacional. “Los grupos armados también se amparan entre las ruinas históricas, para dificultar el ataque por parte del ejército sirio”.

He visto la foto de una calle en Deir ez-Zor, convertida casi en polvo. Cuánto desastre de extremo a extremo. Es como si un ciclón la hubiese arrasado. O  “como si dinosaurios hayan pasado por ella”,  tal cual escribió la persona que la distribuyó.  Es la tragedia que se vive día a día. Sin embargo, pese a esos dolorosos destrozos, se puede ver  el esplendor derrumbado.

¿Qué será de Alepo y de sus monumentos históricos que son patrimonios de la humanidad? Alepo fue hasta hace poco, una ciudad pujante, la de mayor fuente para el sostén económico de Siria. Aparte de fabricar productos electrónicos de todo tipo, es el gran centro del telar de Medio Oriente, y está rodeada de pueblitos pequeños formados por  trabajadores de las inmensas fábricas que allí pululan. Un hombre me cuenta que allí entraron centenares de saqueadores y se aprovecharon de la situación. “Se llevaron en camiones enormes maquinarias rumbo a Turquía”.

También conocí a una periodista del canal sirio, con quien hemos compartido trabajo y almuerzo. Me dijo que ella vivía en esa ciudad, pero entraron los grupos armados y se instalaron en su casa para convertirla en cualquier cosa y la vaciaron. “Yo ejercía la docencia para niños estudiantes, pero me tuve que venir resignada a Damasco. Y aquí estoy trabajando para la televisión”.

Siria, que siempre convivió sin  problemas con todas las religiones, ahora debe soportar que en Alepo, los fundamentalistas que allí están obliguen a las mujeres a cubrirse la cara con tela”, me dice una mujer.  “No es tan así”, me dice otro hombre que recorrió esas zonas. Difícil saber la exacta verdad sin llegar allí.

Pregunto a mis compañeros de ruta qué pasaría sin fuésemos a Alepo. “Sería una locura, desde todo punto de vista”, me responden. Primero porque el propio ejército, que va cercando  de a poco a los insurgentes, no nos dejaría pasar. Y si pasásemos caeríamos en manos de extremistas de toda índole que no dudarían un segundo para decapitarnos. Tales escenas las he visto en Paraguay, a través de las filmaciones difundidas por las redes sociales de comunicación. Y es evidente que ese intento sí sería, metafórica y literalmente, perder la cabeza.

Pobre Alepo, pobre gente, sobre todo sabiendo que el sirio que nos acompaña nació en esa ciudad. Y cuando habla de ella, sus palabras irradian llamas de amor. Cierro los ojos y me viene  un verso del poeta italiano Eugenio Montale, que para haberlo escrito hizo lo que  yo siempre soñé y no podré -salvo que me toque volver a Siria en tiempos de paz-, es decir, cruzar una parte del mundo “por el camino de Alepo”.

(Damasco, 10 de mayo de 2013)

Crónica en Siria (IV)

por: Mario Casartelli

Damasco. “Tal vez la batalla final en esta ciudad -sólo en esta ciudad- se libró hace una semana, cuando aviones israelíes la bombardearon, creyendo que con ello desatarían el pánico entre los soldados del ejército sirio, y entonces, acobardados, dejarían que ingresaran los grupos de insurgentes que se venían acercando. Pero ocurrió lo contrario”.


Siria bajo ataque israelí. Foto: Rtve.es

Los atacantes armados se desbandan cada vez más. En Damasco ya sólo quedan francotiradores y terroristas dispersos. Tal vez la batalla final en esta ciudad -sólo en esta ciudad- se libró hace una semana, cuando aviones israelíes la bombardearon, creyendo que con ello desatarían el pánico entre los soldados del ejército sirio, y entonces, acobardados, dejarían que ingresaran los grupos de insurgentes que se venían acercando. Pero ocurrió lo contrario. Estos fueron replegados. Y los sionistas de Israel sólo se ganaron, una vez más, otra medalla de condena internacional, que la vienen acumulando desde hace largas décadas.


Lo que hace dos años se inició como una protesta de un sector de la ciudadanía, se fue contaminando y pasó a convertirse en una bola de nieve, donde fuerzas exógenas aprovecharon la situación para manipular el descontento e infiltrar mercenarios y terroristas dispuestos a todo.


He visto el sitio donde había explotado un coche bomba, a las 11 de la mañana, frente al Banco Nacional de Siria. Aún hay rastros de aquella tragedia que arrojó un saldo de 35 muertos y más de 200 heridos. La detonación dejó su impronta negra en el piso y las paredes, y obligó se duplicar el control en todas partes, mientras las cosas materiales caídas se vuelven a levantar.

Pese al alerta de puestos militares en numerosos puntos de la ciudad, donde los soldados están pertrechados no solo con armas, sino también guarnecidos entre paredes de sacos de arena, la vida en Damasco prosigue. Pululan vehículos de todo color y marca, y un gentío inmenso se entrecruza a toda hora, para trabajar, para comprar, para conversar.


Precisamente, esta mañana tuvimos tres entrevistas: una con la Asociación de Periodistas de Siria, otra con el director del Museo de Arqueología, quien nos manifestó, entre otras cosas, su preocupación por el peligro que corren los patrimonios históricos, en estas circunstancias; y la tercera fue con la máxima autoridad religiosa de Siria, el Mifti Ahmad Badreddine Hassoun.


El Mifti nos recibió en su despacho con su sonrisa constante. Es un hombre brillante, con profundo conocimiento de la historia y de los complejos problemas que aquejan al mundo. Sus palabras me recordaron algo de lo que yo había observado en un texto que escribí, tras mi primera visita a este país: que aquí conviven, todas las creencias religiosas, y las personas que las profesan conversan sin contrariedades entre sí. Recordé, a la vez, el pueblito de Maalula, cercano a Damasco, al que llegué años atrás, donde se habla cotidianamente el arameo de los tiempos de Jesús. Pena que esta vez yo no pueda regresar allá.


Es esta unidad -en la diversidad- la que desprecian quienes planifican desde hace décadas tumbar a Siria. Porque proyectan separar a unos de otros, como ya lo hicieron en gran parte del orbe, para generar extremismos religiosos que debilitan a los pueblos, y apoderarse de ellos. En su afán de lograrlo, apelan a todas las artimañas ya conocidas a través sus poderes, como, por ejemplo, las multinacionales de la comunicación, a través de las cuales desatan la calumnia, la difamación, la manipulación. Así destrozaron Iraq, así cercenaron a Libia, así quisieran también someter a Corea del Norte.


Menos mal que el pueblo sirio es consciente de ello y está dispuesto a dar la vida en defensa de su identidad pluralista. Razón por la cual el Mifti nos habló de la admiración que siente hacia América Latina, justamente por la variedad de culturas que la conforman. Y señaló, con énfasis, que en ello reside uno de los pilares de nuestra potencialidad,  fuente de nuestra riqueza.

Como si fuesen truenos, retumba el cielo. Son los cañoneos de la artillería siria, que siguen resonando de mañana, tarde y noche. Pero Damasco no cayó y prosigue avanzando, pletórica, hermosa, sin pausa, hacia su vida pacífica. Ojalá. No en vano dicen que cuando le preguntaban a Mahoma por qué rehusaba visitar Damasco, el profeta del Islam respondía: ¨¡No se puede visitar el Paraíso dos veces!”. Si fuese cierta esa historia o leyenda, entonces, lo siento: esta es mi segunda visita a Damasco. Y tengo la esperanza de que no sea la última.


(Damasco, 9 de mayo de 2013)

Crónica en Siria (III)

por: Mario Casartelli


Miércoles 8. Problemas con las señales de internet. Ayer, martes, me pasé toda la tarde y la noche hasta las 3 de la madrugada de hoy intentando enviar mi segunda crónica, pero fue imposible. Incluso esta mañana del miércoles, cuando lo primero que hago al despertar es revisar si hay conexión. Y nada. Voy hasta el conserje del hotel a preguntar si existe algún cyber cercano donde pueda conseguir señal, y me dice que el problema no es sólo en el hotel sino en todo Siria. Lo mismo ocurre con la telefonía. Dicen que es un sabotaje continuo que comenzó en noviembre.

No me queda sino seguir esperando. El problema es que tenemos una serie de actividades planificadas para cada día, y los datos que recojo se acumulan. Y crece mi ansiedad por enviar a los leyentes de las redes sociales algo de lo no mucho que alcanzo a recoger. Aquí no puedo hacer como en Palestina, donde hace cuatro años estuve un mes y me dediqué a recorrer calles y ciudades sin pausa, conversando con toda la gente. Allá, en Cisjordania, la única certeza de inseguridad eran (son) las incursiones del ejército israelí. Pero aquí está plagado de infiltrados de todas las nacionalidades: turcos, chechenos, libios, franceses, alemanes, españoles, que forman parte de los atacantes, según me dicen. Y entre ellos hay suicidas dispuestos a cualquier cosa. Razón por la cual nos aconsejan no salir solos ni alejarnos del hotel, salvo con Fady Marouf.

La Siria que conocí hace seis años no es la misma de ahora, al menos en el espíritu que planea en el aire. Este pueblo pacífico, de dación para estudiantes de todas partes del mundo, de producción más que suficiente para el autoabastecimiento de aproximadamente 23 millones de habitantes, tiene hoy un perfil diferente. Y me angustia la impotencia de no poder desplegarme como quisiera.

Pero me arriesgo un poco y salgo a caminar por el centro de Damasco, a sólo pocas cuadras del hotel. Hay soldados por todas partes y hombres vestidos de civil que no ocultan ser agentes del gobierno. Están con las antenas alertas a cualquier movimiento sospechoso. Enfilo una calle y cruzo la otra acera. Allí me grita un hombre armado que está haciendo revisiones a la gente en la vereda. Me pide que abra mi mochila, la palpa, y con una sonrisa y una palmada al hombro me deja seguir. Entonces, pienso en lo que me contó Luis Brizuela, el corresponsal de Prensa Latina, que llegó hace seis meses aquí y ya fue detenido en numerosas ocasiones. “Principalmente porque mi perfil afro me hace aparecer como un sospechoso, debido a la cantidad de terroristas africanos que merodean”, me había dicho. “Tú, en cambio, puedes ser un egipcio o un árabe, que también los hay”, agregó.

Ayer, antes de ir a conversar con el vicecanciller de Siria, mientras la televisión me entrevista en la explanada del hospital militar, observé que no lejos de mí llevaban caminando a un joven esposado. Lo conducía un soldado también joven. Mientras yo hablaba, me pregunté por qué. ¿Tal vez un ladrón o un sospechoso de vaya a saber qué? ¿O es un terrorista que fue herido en algún enfrentamiento y ahora, ya recuperado, lo sacaban del hospital para enviarlo a ser juzgado ante la ley? Difícil saberlo, mientras uno se concentra a la vez en lo que está diciendo ante cámaras y el detenido y el soldado se van, se pierden.

Cuántas historias como estas se me escapan sin poder atraparlas. Pero la urgencia y precisión de horarios con que debemos movernos nos impiden más de lo que quisiéramos. Es que el peligro está latente. Y en estas circunstancias, todos podemos ser sospechosos.

Crónica en Siria (II)

por: Mario Casartelli


Martes, 7 de mayo. A las 10 de la mañana partimos para el hospital militar de Damasco, donde entrevistaremos a heridos en combate. Se suman a nosotros periodistas de la prensa escrita y de la televisión siria. Las calles, como todos estos días, están atestadas de soldados armados que controlan la ciudad, lo cual nos da cierta tranquilidad respecto a la seguridad que pudiéramos tener. Sin embargo, exclamó Fady Marouf: “Sólo Dios sabe de eso”.
 
Por supuesto, habiendo experimentado los atentados continuos, como la semana anterior, más el reciente bombardeo aéreo israelí en esta ciudad, cualquiera pensaría igual. Sobre todo, sabiendo que existen francotiradores apostados en cualquier ventana de cualquier edificio. Por otra parte, la televisión siria registra pormenores cotidianos de estos acontecimientos. Y aunque es cierta la calma en la población, debajo de ella subyace algo incómodo. Ante esa situación, cada uno de nosotros se aferra a lo que cree y no cree. De todos modos, “la muerte acecha en cualquier parte del mundo”, pienso. Y, paradójicamente, recalar en estos rumbos constituye, para mí, un privilegio.

Llegamos al sitio indicado, donde custodios uniformados nos hacen ingresar de inmediato a la Oficina Administrativa. Un hombre, también uniformado, de aproximadamente 60 años de edad, nos recibe con el previo saludo árabe de llevar una mano al pecho. Es el director y nos invita a tomar asiento, ofreciéndonos café, té o agua, según el gusto de cada uno. Se inicia la entrevista, y el director, sencillo y afable, responde a todas nuestras preguntas, menos cuando le pedimos cifras de cuántos heridos hay en el hospital. Se limita a decirnos que son muchos y que en el predio se encuentra sólo a una parte del total, porque aquí no está el hospital mayor. “Hay otro, que es el más grande no sólo de Siria sino de todo Medio Oriente”, nos cuenta. También preguntamos qué sucede con los heridos de otros bandos que caen en manos del ejército gubernamental. Y nos responde que también ellos son atendidos con el mismo cuidado que los soldados sirios. Esto me recuerda a lo que mis amigos afirman: La salud y la educación son gratuitas para todos.

Finalizado el dialogo, pasamos a un edificio contiguo, de varios pisos, para ver a los heridos. Los pasillos cuentan con guardias fuertemente armados, quienes nos acompañan a las salas de internos. La escena es sobrecogedora, como en cualquier sitio donde haya seres humanos golpeados. Y describirla exige un capítulo aparte. Jóvenes que desde sus camillas nos cuentan en qué circunstancias fueron alcanzados por balas o por explosiones cercanas de algún misil. Alguien perdió un ojo o un brazo o una pierna. Y allí están, a la espera de volver a la vida. Uno de ellos, no muy maltrecho, nos dice que regresará a combatir si fuese necesario. Tomamos fotos, filmamos, grabamos, anotamos en papeles, y nos despedimos de ellos, diciéndoles el “gracias” que aprendimos en lengua árabe: “Shúkran”.

Afuera, en pleno medio día, se oye en el aire el garganteo de la oración musulmana. Pero también los sonidos cotidianos de morteros que el ejército dispara -me dicen- hacia puntos donde se arrinconan bandos que penetran, en su mayoría, por la frontera con Turquía, difícil de controlar, debido a sus 800 kilómetros de longitud.

Antes de retomar el bus que nos trajo, la televisión siria nos entrevista. En lo que mí respecta, les digo que vine invitado, motu propio, sin representar a ninguna entidad o medio de comunicación, salvo a mí mismo y a mis escritos y actividades en movimientos sociales. Y que, en nuestros países, muchas personas consumen sólo lo que las multinacionales propalan, razón por la cual les resulta difícil imaginar lo que, en verdad, ocurre en estas latitudes. Pero les hablo también de compatriotas que saben leer entrelíneas y que gustosamente estarían aquí, en este momento, si pudiesen. Y que en esta lucha que hacen los sirios por la soberanía que se la quieren arrebatar, cuentan con nuestro apoyo moral, con nuestra solidaridad. Porque este pueblo, en defensa de su identidad, como nación y como Estado, hoy por hoy, es un ejemplo para el mundo.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Crónica en Siria (I)

por: Mario Casartelli


Lunes, 6 de mayo, a media mañana. Con compañeros de otras nacionalidades, partimos de Beirut. Nos lleva un joven chofer libanés que vivió seis meses en Paraguay y se llama Mohamed.  Él, a cada rato exclama, con puro acento paraguayo, “¡A la pucha, chera’a!”. Y nos matamos de risa.
En menos de dos horas llegamos a la frontera con Siria, donde descendemos para las correspondientes revisiones de documentos. Cruzamos a pie y  alquilamos un taxi, para ir hasta otro punto cercano, donde se encuentra la sede protocolar de recepción a visitantes. Es el mismo recinto donde hace seis años fui recibido por el periodista sirio Fady Marouf, quien nos espera en el portón del edificio.
Bajamos del auto y al verme dice: “Hola, Mario”, con su español muy bien aprendido en largos años de residencia en Cuba.  Y nos abrazamos. Gratísimo reencuentro. Él mantiene el mismo rostro afable de siempre, pero  esta vez con un semblante de preocupación.  Pasamos a sentarnos en la sala que se mantiene tal cual la conocí por primera vez. Y mientras preparan los últimos detalles para nuestras documentaciones, compartimos un café árabe. Una vez  resuelto el papeleo,  volvemos  a cambiar de camioneta. Y, ya con Fady como guía, enfilamos rumbo a Damasco, sobre una ruta controlada, de tramo en tramo, por militares apostados a ambos lados de la carretera.
Es inevitable abordar de inmediato el tema del conflicto actual, donde más lo escuchamos a él, ansiosos como estamos de novedades. Ingresamos al centro a través de la avenida principal que está llena de vehículos. Y aunque hoy es feriado en Siria, mucha gente camina por las calles, como si nada pasara. Sin embargo,  aparecen rastros de explosiones recientes, paredes derrumbadas en plena reconstrucción, ventanas y vidrios rotos. Y Fady Marouf,  nos va mostrando  los sitios donde suicidas con coches bombas  mataron gente y dejaron tendales de heridos.
Alrededor de las 13:30 de Siria (siete horas de diferencia con Paraguay), llegamos al hotel, donde nos reencontramos con uno de los dos compañeros que cruzaron dos días antes que nosotros. Allí nos recibe el argentino-mexicano, ya fogueado en cubrir zonas de conflicto armado. Y nos dice que el chileno que había venido con él nos espera en un punto de la ciudad.  Nos presentan a un cubano, corresponsal de Prensa Latina, quien se suma a nosotros.  Dejamos maletas en nuestras respectivas habitaciones, y salimos de inmediato a recorrer. Por el camino, los visitantes  ya estamos completos: un venezolano, un argentino-mexicano, un sirio, un chileno, un cubano y un paraguayo.
A las 15:00 nos detenemos a almorzar en un restaurante típico, con típica comida árabe en cuya tradición se mantiene la abundancia que ya yo conocía. En la mesa, donde el venezolano y el chileno se trenzan en fraterna discusión política, se comenta que la ONU por fin aclaró que las armas químicas utilizadas contra la población siria partió de los grupos terroristas infiltrados en las ciudades, y no del gobierno, como en principio se insistió con ello. Del mismo modo, también la Liga Árabe se pronunció ahora condenando la agresión del avión israelí en territorio sirio. “Algo es algo”, decimos.
Finalizamos el almuerzo y salimos a hacer un último recorrido, tomando fotos a los cuatro costados de todo, en el barrio antiguo del zoco, frente a la famosa mezquita Omaya. El barrio bulle de gente. Pero, según Fady  Marouf, esa multitud no es nada, comparado a lo que fue en el 2010, cuando se registraron más de un millón de turistas. “Y ahora cero, nada”.
Al paso, compro una caja de jabones de Oliva y una guampa de losa siria con una bombilla, porque, como ya he comentado en ocasiones anteriores, el mate no es extraño en este país. Y me conmueve cuando, en un momento de la charla, Fady dice: ¨Yo sé que Mario ama a Siria¨.

Casi al oscurecer, regresamos al hotel, cansadísimos, dispuestos a comenzar mañana, martes 7 de mayo, una jornada intensa.



viernes, 3 de mayo de 2013

Día Mundial de la Libertad de Prensa


El Día Mundial de la Libertad de Prensa celebra su 20º aniversario en 2013. Fue proclamado oficialmente durante la Asamblea General de Naciones Unidas en 1993.
El 3 de mayo fue proclamado como el Día Mundial de la Libertad de Prensa en 1993, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, siguiendo la Recomendación de la Conferencia General de la UNESCO. Desde entonces, se ha celebrado cada año el 3 de mayo, aniversario de la Declaración de Windhoek.
 
El Día Mundial de la Libertad de Prensa es una oportunidad para:
  • Celebrar los principios fundamentales de la libertad de prensa;
  • Evaluar la libertad de prensa;
  • Defender los medios de comunicación de los atentados contra la independencia y
  • Rendir homenaje a los periodistas que han perdido sus vidas en el cumplimiento de su deber.
 
 Fuente: ONU

miércoles, 1 de mayo de 2013

Panamericanos 2019 - Ciudad Bolívar, Venezuela

Para la Organización Deportiva Panamericana (Odepa) la postulación de Ciudad Bolívar y otras tres ciudades suramericanas como candidatas a sede de los Juegos Panamericanos 2019 es un motivo de orgullo.
Así lo manifestó el presidente de la Odepa, el mexicano Mario Vásquez Raña, en una rueda de prensa ofrecida este miércoles en Ciudad Bolívar, en la que estuvo acompañado por la ministra del Poder Popular para Deporte, Alejandra Benítez, por el presidente del Comité Olímpico Venezolano (COV),Eduardo Alvarez, y el gobernador del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez.
Vásquez Raña señaló que en sus 38 años de labores en la Odepa es la primera vez que cuatro ciudades de países tan importantes solicitan simultáneamente la sede de los máximos juegos del continente, recordando que las mismas son Ciudad Bolívar (Venezuela), Lima (Perú), Santiago (Chile) y La Punta (Argentina).
Por ello decidió acompañar a la comisión técnica de la Odepa, que se encargará durante los próximos meses de visitar cada país para evaluar las condiciones que ofrecen en lo deportivo e infraestructura, así como también el aspecto turístico y social.
Señaló que el voluntariado ciudadano y la participación de la juventud es tan importante en el éxito de los juegos como lo es la disponibilidad de recursos para obras y estadios o la inversión en seguridad.







Centro Acuático

Multicanchas

Estadio Principal

Estadio Basketball

Pabellón de Exposiciones

Velódromo

Villa Panamericana y Estadio de Béisbol

Fuente: AVN

Feliz Día del Trabajador




Sampablera en la Asamblea Nacional




Ayer Martes 30 de Abril en la sesión ordinaria de la asamblea nacional, se presento una trifulca entre diputados opositores y oficialistas, luego, de lo que se aprecia en los vídeos, los  diputados de la bancada opositora interrumpieran con gritos, cornetas, pitos y una serie de improperios al presidente de la asamblea, el Dip. Diosdado Cabello, cuando tomaba derecho de palabra.



Entre los diputados agredidos estuvieron la Dip. Maria Corina y el Dip. Julio Borges.

En los vídeos de las cámaras de seguridad transmitidos por el programa La Hojilla, se puede apreciar como los asambleístas de la bancada opositora iban preparados para algo que pudiese ocurrir; vemos al Dip. Alfonso Marquina con un casco y corneta en mano, también se puede observar a la Dip. Nora Bracho con una corneta de aire comprimido interrumpiendo la sesión.






De todo se vio volando de un lado a otro en el hemiciclo, desde envases de agua, computadoras, las cornetas que llevo la oposición y hasta 3 sillas lanzadas por el Dip. Richard Arteaga.



Vídeos:
                    



                    



                    

Fuente: La Hojilla, SIBCI, Alba Ciudad.

Concierto de Ska-P en Caracas

Un Canto al Comandante Eterno Hugo Chavez Frias


Concierto que se llevo a cabo en la la Plaza Diego Ibarra de Caracas, Venezuela; el sábado 06 de abril, en homenaje al Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chavez Frias.

Evento que contó con la participación de grupos musicales nacionales, como El Pacto (Barquisimeto)y Dame Pa' Matala (Yaracuy) y Ska-P (España).

El publico presente tuvo la oportunidad de escuchar y corear los temas del grupo español SKA-P que claman la reivindicación de los derechos de los oprimidos y explotados de Europa, Americalatina y el Mundo.

Tocaron canciones como El Vals del Obrero, Cannabis, Consumo gusto,  Niño soldado, Tío Sam, El Libertador y los temas Canto a la Rebelión y Full Gas, del nuevo álbum 99%, que salio el 05 de marzo de este año. 

Pulpul, uno de los vocalistas del grupo, exclamo:“Nos llamaron y nos dijeron si queríamos venir a apoyar la Revolución Bolivariana, y nosotros vinimos con mucho gusto”.

El concierto gratuito fue preparado por la Alcaldía de Caracas y el Gobierno del Distrito Capital. Todas las agrupaciones elevaron un solo canto: ¡Chavez vive, la lucha sigue!, frase utilizada como consigna popular.